10 diciembre 2006

La violación como arma de guerra.


La violencia contra las mujeres en situaciones de conflicto armado es una de las formas más terribles de violencia de género. Cuando estalla un conflicto armado aumentan todas las formas de violencia, y en particular la violencia sexual contra las mujeres. Pero la violencia basada en el género no es producto de la guerra. No comienza con la guerra ni cesa al finalizar ésta. Surge de la discriminación de las mujeres. Dondequiera que vivan, las mujeres rara vez cuentan con los mismos recursos económicos, o ejercen el mismo control sobre su vida, que los hombres. En consecuencia, sus derechos humanos son respetados en menor medida que los de los hombres.

La propaganda de guerra que se hace en muchos países muestra cómo se refuerzan los estereotipos antes de los conflictos y durante éstos. Se encuentra el concepto de que las mujeres representan el honor de la comunidad, por lo tanto, atacar a las mujeres del enemigo equivale a atacar al grupo entero y, a la inversa, la idea de que es necesario vengar el «honor mancillado» de las mujeres se usa para justificar actos de violencia. La amenaza y el acto de violencia sexual se utilizan como un arma contra la identidad de una comunidad, especialmente donde está en juego la pureza étnica o religiosa, ya que ultrajando a las mujeres se puede quebrantar y desmoralizar a los hombres. El desprecio en que se tiene al “enemigo” y a las mujeres encuentra su expresión en la violación y en otras formas de violencia sexual.

Hay otro tipo de violencia sexual, permitida por los jefes militares, es el rapto de mujeres para complacer sexualmente a los combatientes. La cultura militar valora la agresividad y refuerza los estereotipos machistas, al tiempo que subvalora las cualidades que se atribuyen tradicionalmente a las mujeres. Las fuerzas armadas estimulan la vinculación emocional entre varones y las expresiones de virilidad, a fin de que los soldados tengan confianza mutua y se muestren reacios a hacer cualquier despliegue de debilidad en presencia de sus pares, lo cual se ridiculiza como una actitud «femenina».

Con frecuencia se tolera tácitamente, e incluso se fomenta, la agresividad de los varones hacia las mujeres, en un proceso en el que se transforma a los reclutas novatos en «guerreros curtidos» mediante un régimen de adiestramiento de carácter embrutecedor.

Las mujeres son vistas como la encarnación de la cultura enemiga, de modo que, cuando el objetivo militar es destruir esa cultura, se legitima la violencia contra ellas. La combinación de desprecio por las mujeres, agresividad militar e impunidad da lugar a actos generalizados de violencia que no se cuestionan.

Uno de los factores claves que permiten que continúen cometiéndose actos de violencia contra las mujeres es la inacción de los gobiernos a la hora de hacer rendir cuentas a sus autores. Éstas, tienen derecho a ver que el responsable es llevado ante la justicia y tienen, asimismo, el derecho a obtener reparación. La reparación consta de cinco elementos:
- Indemnización (compensación económica);
- Rehabilitación (atención médica y psicológica y servicios jurídicos y sociales);
- Restitución (devolver a la víctima a la situación anterior a la comisión de crimen);
- Garantías de no repetición; otras formas de satisfacción, como el restablecimiento de la dignidad.
- Reputación de la víctima, así como el reconocimiento público del daño que ha sufrido.

La enérgica condena de la violencia sexual por parte de todas las personas en situación de autoridad, el enjuiciamiento de los responsables, el establecimiento de programas de formación rigurosos para el personal militar y policial y la organización de campañas de sensibilización pública son todos elementos esenciales de la lucha para poner fin a la violencia sexual durante las situaciones de conflicto armado. Para que sea posible alcanzar este objetivo, el estigma y la vergüenza de la violación deben apuntarse hacia los que cometen o toleran los actos de violencia sexual y no hacia sus víctimas.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

La población civil siempre ha sido objeto de la propaganda que incitaba a la violencia más extrema en la guerra, y obviamente las mujeres son objeto de esta violencia. En algunos conflictos se invitaba a matar a las mujeres y niños con la lógica de acabar con el enemigo antes de que crecierá y pudierá atacar y acabar con las mujeres porque de este modo no podrían reproducirse. Ni que decir tiene que la violación no sólo se permitía en los frentes de batalla sino que está casi establecida como una práctica habiatual de la conquista. Un elemento simbólico más de la construcción, como bien dices, de una estrategia de dominación por el miedo y que hacia que muchas mujeres prefiriensen la muerte a ser capturadas.

Prácticas que parecen haberse erradicado en los conflictos más modernos, pero de los que las crónicas de guerra, las crónicas de las víctimas, siguen dejando constancia. Y puestos a lamentar, casos en aquellas organizaciones internacionales con la responsabilidad en la defensa de los Derechos Humanos, etc. como los Cascos Azules en Haíti, Liberia...

El reconocimiento social, hablo desde el sillón del teleespectador, no lo veo del todo. De acuerdo con el reconocimiento de la dignidad de la víctima, por supuesto. Pero el otro día, y con motivo de la detención del pederasta de Madrid, la policía alegaba que no quería contar en que zonas actuaba para no producir una posible identificación de las víctimas y que estos niños pudiesen sentir también un "rechazo" o exposición de su drama en la sociedad. Al parecer con refutación psicológica. Supongo que es difícil y que este argumento se usaba para invisibilizar otras víctimas, como las de violencia de género.

Un saludo.-

Anónimo dijo...

Es verdad eso que dices, que el estigma y la vergüenza de la violación deberían personalizarse en aquellos que cometen y toleran tales actos. No obstante, y más en los conflictos bélicos, la víctima tiende a ser rechazada por su propia comunidad al considerar que se ha dejado violar por el enemigo. Se las acusa de una especie de colaboracionismo (cuántas mujeres fueron rapadas y vilipendiadas por el hecho de ser violadas por los nazis o los fascistas). Existe la creencia que la mujer debe dejarse morir antes que perder la honra por la violación de un enemigo.
Quizás deberíamos desterrar conceptos como la virginidad y la honra (distinta de la honradez), que no son más que la reproducción de actitudes machistas bastante arraigadas. Quizás, tal vez así, se pudiera dar la vuelta a esa situación que tu denuncias y llegar a la deseable condena, vergüenza y oprobio de los agresores
Excelente entrada. Un beso

Salud

Anónimo dijo...

Es verdad eso que dices, que el estigma y la vergüenza de la violación deberían personalizarse en aquellos que cometen y toleran tales actos. No obstante, y más en los conflictos bélicos, la víctima tiende a ser rechazada por su propia comunidad al considerar que se ha dejado violar por el enemigo. Se las acusa de una especie de colaboracionismo (cuántas mujeres fueron rapadas y vilipendiadas por el hecho de ser violadas por los nazis o los fascistas). Existe la creencia que la mujer debe dejarse morir antes que perder la honra por la violación de un enemigo.
Quizás deberíamos desterrar conceptos como la virginidad y la honra (distinta de la honradez), que no son más que la reproducción de actitudes machistas bastante arraigadas. Quizás, tal vez así, se pudiera dar la vuelta a esa situación que tu denuncias y llegar a la deseable condena, vergüenza y oprobio de los agresores
Excelente entrada. Un beso

Salud

Fernando Díaz | elsituacionista dijo...

Lo ocurrido en guerras como la de Bosnia, donde las mujeres de uno y otro lado era violadas -colectivamente- por el enemigo en señal de "conquista" del territorio y, más adelante, repudiadas por sus propios nacionales si tras la violación quedaban embarazadas es el paradigma de otros muchos casos que en gran parte relatas.

Enohorabuena por la entrada y a ver si te animas a escribir más.

Anónimo dijo...

Muy interesante este tema, sin duda. Y ejemplos tenemos donde sea, desgraciadamente. El conflicto de Atenco, donde es fecha que no llega una real justicia a los violadores, es un ejemplo en "chiquito". Como mencionas, en las guerras "reales", los hombres incluso tienen permiso de ejercer la violencia, incluso a manera de premio.
En fin. Mejor te dejo abrazos y buenas vibras para esta temporada navideña.

Anónimo dijo...

acabo d llegar a tu blog a través del de harry, y me encanta, tienes a una feminista más que te lee.
Y sí la violación es el pan de cada día pero como me dijo alguien hace poco "esta sociedad soporta más a una mujer violada que a una mujer infiel".

one shot

besos Irigaryanos

Karina Falcón dijo...

Veo que has abordado mucho el tema de violencia de Género. Me da mucho gusto pasar de nuevo por tu sitio. Sin duda nos hemos construido desde lo sociópata, por ponerme radical. Pero en verdad es triste encontrar casos de poder y violencia a cada momento, donde la mujer es objeto de trasgresión. Hay distintas formas de violencia y trasgresión; desde los genocidios (yo diría ginecidios, como el asunto de Cd Juarez en México, hasta la violación doméstica y silenciosa. Pero ambos ejemplos son igual de despreciables. Sin duda el primer paso es el detectar estas situaciones, aplaudo entonces tu sitio por ser un medio para esto.
Un abrazo!

Paz dijo...

Me alegro de que la entrada y el blog susciten comentarios.

Desde aquí doy la bienvenida a aquellos y aquellas que se han topado con el blog últimamente.

Muchas gracias a todos y a todas por las visitas y, sobretodo, por los comentarios. Animan a seguir escribiendo.

En breve, una entrada más.

Saludos.

Anónimo dijo...

http://www.mujerpalabra.net/pensamiento/derivadas/violacion_crimen.htm