25 noviembre 2006

¡¡No más violencia contra las mujeres!!



La violencia de género; es un tema que nos incumbe, nos toca, impacta, nos daña, discrimina, nos priva de nuestras libertades, nos encarcela, nos mata; con el silencio, con las amenazas, con las promesas de no hacerlo mas, nos engaña, nos usa, nos somete; mediante la culpabilidad, “mala mujer”, mediante el miedo, el temor, la incertidumbre, la inseguridad, la dependencia, la humillación. Es por ello que aceptamos nuestra invisibilidad, la soledad, las violaciones, los golpes, los silencios, desprecios y, el suicidio.

¡BASTA!

Por violencia contra las mujeres se entiende:

“Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”

La violencia de género contra las mujeres es la violencia dirigida contra la mujer porque es mujer o que la afecta en forma desproporcionada.

La causa subyacente de la violencia contra las mujeres es la discriminación por razón del género, que les niega la igualdad respecto de los hombres en todos los aspectos de la vida.

Las mujeres son también objeto de formas concretas de violencia debido a la raza, la clase social, la cultura, la identidad sexual, portadoras del VIH, o la pertenencia a comunidades pobres o marginadas. El control de la sexualidad de las mujeres es un poderoso mecanismo a través del cual los hombres ejercen su dominio en ellas. Las que no cumplen las normas de feminidad, como las lesbianas o las mujeres que eligen vivir de manera independiente, suelen ser castigados duramente, ya no solo por los hombres sino por la Sociedad.

La violencia contra las mujeres no es “natural” ni “inevitable”. Persiste porque la sociedad lo permite. En casi todas las culturas del mundo se dan formas de violencia contra las mujeres que pasan prácticamente inadvertidas porque se consideran normales o aceptables.

Mientras la violencia contra las mujeres se mantenga escondida, tolerada o ignorada por la sociedad y las autoridades y mientras no se castigue a sus autores, la violencia contra las mujeres seguirá perpetuándose.

13 noviembre 2006

Mamá y Mamá


Esta sociedad considera que los bebés son cosa de mujeres y en esta consideración socializa a niños y niñas, y fomenta en éstas el deseo de ser madres y cierta sensación, que implica a todas las mujeres, de que su vida no está completa si no hay un hijo.

En contra de lo que a veces la opinión pública parece creer, los hijos también son cosas de las lesbianas. El deseo de ser madres es tan común a las mujeres lesbianas como lo es a las mujeres heterosexuales. Y como las posibilidades para que este deseo se haga realidad son cada vez mayores y más accesibles, muchas lesbianas están teniendo hijos y muchas más los van a tener en el futuro. La sociedad tiene que empezar a acoger a estos niños en las mismas condiciones que a los demás niños.

Sin embargo, lesbianismo y maternidad genera unos problemas específicos que tienen que ver con la posición de las mujeres en esta sociedad. Una situación de doble discriminación que debido a la falta de una regulación y cobertura legal, repercute especialmente en la situación social de estas familias y, por tanto, en los hijos.

La maternidad es una decisición personal, independientemente de nuestra preferencia u orientación sexual y todas tenemos el derecho a elegir, si se quiere o no tener descendientes. Para todas las mujeres: heterosexuales, lesbianas, la maternidad involucra sentimientos intensos como la alegria, la plenitud.

En la actualidad, el derecho al disfrute de una vida plena, sin discriminación no se cumple, ya que el mundo de las mujeres lesbianas sigue considerándose, como un colectivo ajeno al resto de la sociedad: ser mujer y amar a otra mujer, no es lo que el Patriarcado, haya inculcado a las mujeres. A las mujeres se nos ha negado la posiblidad de elegir libremente; el reconocimiento de identidad en la sociedad actual, la busqueda del goce y placer. Se nos ha educado para la reproducción y el servicio hacia los demás. Por tanto, éstas, son señaladas, atacadas, lo que lleva al ocultamiento de la identidad sexual, la imposibilidad de darse a conocer por temor, por incomodidad, llevando a muchas mujeres a padecer de soledad, depresión y desgaste emocional. La invisibilidad es precisamente la que genera el miedo; este miedo conduce al silencio; y, este silencio es el que fomenta la invisibilidad.

Las agrupaciones lésbicas luchan por el reconocimiento de los Derechos civiles, luchan contra la invisibilidad institucionalizada que conduce a la censura de su existencia, porque no todas somos iguales, pero si frente a la ley. Pero, ¿Son las leyes las que obligan al respeto a la diferencia ( si es que queremos creer que hay una supuesta igualdad de comportamientos o una "normalidad") o es la diferencia existente en la sociedad la que obliga a las leyes a reconocerla y a adaptarse? Si hablamos de homosexualidad, de familias homosexuales, y tantos otros casos, las leyes van muy por detrás de lo que ya existe en la sociedad, y de hecho sólo cambian cuando la situación es insostenible...

Debemos pensar además de que, cada persona tiene Derecho a elegir como quiere vivir la vida, que,la elección por la maternidad es un Derecho natural, biológico. Con instinto maternal o sin él, las mujeres desean tener pequeños para compartir su vida independientemente de su preferencia u orientación sexual, lo cual crea polemica en el caso específico de parejas homosexuales.

Se han realizado estudios en los cuales se llega a la conclusión, que, los hijos/as de dos madres, no ven afectado; su identidad, sexo genérico ni su preferencia u orientación. La diferencia estriba en que socialmente no es adecuado y no se acepta esta situación y, eso hace que los niños/as se encuentren en situaciones, no muy comodas.

Es importante señalar, en las posibilidades que tendrian muchos niños y niñas de tener padres o madres, que realmente se interesen por ellos, brindándoles apoyo y protección , ya que estas cualidades son determinantes en el desarrollo de una persona.

Es evidente que vivimos en una sociedad en permanente transformación. Tratemos, pues, de que los cambios no dejen fuera a ninguno de sus integrantes. Por ello, como decía M.L.Andersen, para conseguir el cambio es necesario mirar más allá de lo que ya existe, y plantearnos qué es posible. Si las condiciones cambian, es lógico que tanto el modo en que se trata el fenómeno como la sociedad en la que esto sucede, cambien también.